• Autores
    José Luis Vilar Esteve y Luis Molina Martín
  • Fecha finalización
    2023 – 2024
  • Localización
    San Vicente del Raspeig, Alicante
  • Categoría
    Arquitectura obra nueva

Dos Viviendas Unifamiliares en San Vicente del Raspeig – Alicante

José Luis Vilar y Luis Molina

El proyecto arranca como encargo de dos viviendas en una misma parcela. La dificultad del encargo, reside en la necesidad de mantener la privacidad absoluta en cada una de las viviendas, al mismo tiempo que se genere un proyecto rotundo con capacidad de entenderse como una única actuación.

Los propietarios de raíces montañesas, sienten nostalgia de la construcción sincera, y materiales austeros propios de las masías de su tierra natal. Es por ello, que el proyecto arranca sobre la idea de una arquitectura másica, sin capas ni trampantojos, mostrándose únicamente como es, piedra sobre piedra, que deberán de sostener la vivienda de una única planta al mismo tiempo que se hagan cargo del control climático.

La línea de proyecto ya estaba marcada, una serie de pequeñas construcciones regulares alrededor de una de mayor dimensiones, en la que cada pieza alberga una única función y ancladas unas a las otras a través de sus aristas, dejando que el espacio discurra entre construcciones de forma fluida. La seriación de estas construcciones, genera una potente diagonal que permite; orientar la vivienda Norte-Sur, y fragmentar el espacio, creando pequeños recovecos y aislando unas zonas de otras, al tiempo que otorga al conjunto una lectura de aldea, donde unas edificaciones se yuxtaponen a otras manteniendo una unidad formal.

La vivienda Se cierra a norte y condensa todas sus aberturas en las fachadas a Sur y cubiertas, generando un gran patio central en la pieza principal de la vivienda de mayor dimensiones.

La correcta orientación permite introducir la máxima cantidad de radiación solar durante el invierno dentro de la vivienda, y junto al gran espesor de los muros jugando su papel de acumulador de inercia térmica, se consigue evitar la necesidad de sistema de calefacción. Por otro lado, el espesor de fachada, hace las veces de alero, que evita que la radiación entre de forma directa en los meses estivales cuando el sol está en su trayectoria más cenital. Sumado a la disposición de un pozo canadiense y a los altos techos de las piezas principales de salones, se consiguen grandes masas de aire que con la inercia térmica de los muros que arrastran temperaturas de épocas más frescas se consiguen temperaturas de confort sin necesidad de aire acondicionado.

Siendo el elemento murarío el leitmotiv de toda la obra, este requería de una relectura constructiva basada en la construcción tradicional de muro de piedra cribada a través del tamiz de las nuevas técnicas y conocimiento para sacar su máximo partido. El resultado, un muro de piedra de setenta centímetros de espesor compuesto de dos hojas de piedra y un relleno interior de mortero de cal aligerada. Un excelente aislante al mismo tiempo que funciona como acumulador de calor o ancla térmica según la estación del año, la mejor opción teniendo en cuenta que la cantera de piedra caliza más cercana se encuentra a 7 km de la parcela.

(Si estás interesado en conocer con más detalle todo el desarrollo de este sistema constructivo, os invitamos que echéis un ojo en nuestro blog al post muro de piedra, pasado, presente y futuro)

Las cubiertas se resuelven planas con una doble materialidad. Losa maciza de hormigón armado en las piezas de menor tamaño destinadas a dormitorios, cocinas y aseos, y un gran entramado de madera para los volúmenes de salón que articulan cada vivienda, así como la pieza de garaje, y cuyos casetones permiten generar el patio central y lucernarios cuya luz materializa el acceso a cada construcción.

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